“Datos sin precedentes”: ADN del océano chileno permitirá investigar efectos de la crisis climática

El laboratorio flotante, que se encargó de analizar el microbioma marino alrededor del mundo, finalizó su extenso viaje en los océanos y comienza uno nuevo dentro de cuatro paredes. En Chile la goleta recorrió desde la Antártica hasta Iquique.

La Misión Microbioma realizó un muestreo integral del material genético de los microorganismos que habitan el mar. Su ruta comprendió el borde marino chileno, las costas atlánticas de Sudamérica y África, y también el mar antártico. En el caso de Chile, el laboratorio flotante recorrió desde Punta Arenas hasta Iquique, pasando por la bahía de Puerto Montt, Talcahuano y Valparaíso.

Esta misión fue llevada a cabo gracias a una colaboración entre la Fundación Tara Océan y su programa chileno asociado CEODOS Chile, en el cual el Centro de Modelamiento Matemático de la Universidad de Chile (CMM) cumple un rol clave en el análisis y resultados de las muestras obtenidas.

 

“Muchas veces creemos que las matemáticas son un cálculo, pero son una forma de observar la realidad. Cuando tenemos muchos datos organizados, la matemática busca entender y hace emerger su estructura escondida. El CMM aportará con la visión matemática en este problema, es decir, el cómo analizamos y percibimos datos, y cómo el observar nos permite elaborar teorías matemáticas que de alguna manera den cuenta de cómo el cambio de clima está impactando la biodiversidad del océano y los servicios que ella presta”, explicó el codirector de la misión CEODOS e investigador principal del Centro de Modelamiento Matemático (CMM), Alejandro Maass.

“La misión a largo plazo busca entender cómo los servicios del plancton en los océanos varían con los cambios del medio ambiente y con la contaminación, que a su vez están ligadas a las variaciones del clima. De esta manera podremos avanzar en la comprensión del impacto del cambio climático en el océano. También queremos ayudar a definir una metodología que permita definir zonas planctónicas claves por los servicios que presta”, detalló Maass.

La expedición se realizó a lo largo de Chile, en distintos lugares muy importantes para la oceanografía nacional, que eran clave caracterizar y así entender fenómenos y servicios del océano, como los fiordos prístinos en torno al norte de Punta Arenas, las surgencias de la octava región, la desembocadura de ríos a lo largo del país y transectos en torno a glaciares que están en proceso de evolución.

La codirectora del programa CEODOS Chile y jefa científica en la etapa Concepción – Valparaíso, y directora del Centro COPAS Coastal, Camila Fernández, enfatizó que “este es el fin del trabajo en terreno, pero como en todas las expediciones científicas es el inicio del trabajo en escritorio. Generamos un consorcio en los centros, es decir, un grupo de centros de excelencia en Chile que trabajen con un mismo fin, que se comprometieron a generar expediciones similares a través del tiempo, para que áreas marinas protegidas en Chile sean definidas en base al valor climático que tienen”.

También se refirió a las dificultades de llevar a cabo la expedición: “No había forma de hacer partir la expedición. Francia estaba en cuarentena, recibimos al velero en Punta Arenas en cuarentena, y luego nos movimos en aguas chilenas en cuarentena. De hecho, entre Puerto Montt y Concepción hubo que desviar el barco para hacer PCR de emergencia, porque teníamos una sospecha de Covid a bordo. Afortunadamente fue una falsa alarma”.

Esta investigación, que obtuvo 4.500 muestras de plancton, busca aportar herramientas basadas en la ciencia, para que las futuras decisiones medioambientales a nivel mundial se puedan tomar con la evidencia necesaria. Es por esta razón que estos datos, además, serán de conocimiento público.

“Es mucho más fácil hacer comprender a la sociedad de los cambios que tenemos que hacer si los datos que respaldan eso están disponibles para toda la comunidad. Esto es una base de datos sin precedentes, así que ya estamos preparando los algoritmos, modelos matemáticos y la inteligencia artificial que van a permitirnos entender qué es lo que controla a los habitantes microscópicos del océano, que nos ayudan a nosotros a sobrevivir”, detalla Camila Fernández.

Los centros de investigación nacionales que participaron en esta investigación son el Centro de Modelamiento Matemático (CMM); el Laboratorio Internacional Asociado “Estrategias Adaptativas Multiescala” (LIA MAST); el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2); el Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL); el Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia (CIEP); el Centro de Investigación Oceanográfica (COPAS Coastal); el Centro de Regulación del Genoma (CRG); el Centro Interdisciplinario para la Investigación Acuícola (INCAR) e Inria Chile.

 

Nota original: La Tercera

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